31 Ago El porqué de la disonancia entre lo que dice el gobierno y lo que perciben las personas.
El porqué de la disonancia entre lo que dice el gobierno y lo que perciben las personas.
Hace poco se publicaron las cifras de cuentas nacionales del segundo trimestre con lo que ya tenemos claro que sucedió en esta primera mitad del partido.
En varias ocasiones hemos visto al presidente de la República, y en especial al Ministro de Economía, sacar cuentas alegres, pero al conversar con la gente de a pie la sensación dista bastante de estos escenarios que nos pintan nuestras autoridades, ¿por qué?
Fundamentalmente, la respuesta la encontramos al revisar lo que aconteció con el consumo de los hogares en este primer semestre. Si bien también haremos referencia a otros antecedentes que contribuyen a entender lo que ocurre con las percepciones.
El consumo de los hogares se puede desagregar en tres componentes, estos son: el consumo de bienes durables, el consumo de bienes no durables y el consumo de servicios.
En el consumo de bienes durables se contabilizan, por ejemplo, la compra de electrodomésticos y automóviles. Un tipo de bienes en donde una parte relevante de su adquisición se financia vía crédito. En lo que va de este 2018 tanto los agentes bancarios como no bancarios han flexibilizado sus políticas de crédito, es decir, el acceso al financiamiento se volvió más accesible. A ello súmele unas atractivas tasas de interés y de un tipo de cambio que también contribuyeron a incentivar su consumo. Un consumo que en este primer semestre creció un muy elevado 11,1%. Sin embargo, y dado lo que hemos presenciado en materia de empleo y remuneraciones reales, nos queda la impresión de que en esta ocasión el crédito se volvió bastante más relevante en su adquisición. Hubo mayor consumo y por ende una mayor satisfacción, sí, pero cuando es vía crédito este efecto es bastante menor. Hacemos ver también que el consumo de durables es el menos gravitante de todos. A saber, en las dos últimas décadas promedió un 6,5% del consumo total.
Vámonos al consumo de bienes no durables y que entre otros considera los alimentos. Si bien no es posible disponer de datos duros respecto de la relevancia que ha tenido el crédito en la adquisición de este tipo de bienes, nos queda la impresión de que en los últimos años ha ganado presencia. Un consumo que en esta primera mitad del año creció un 2,1%, es decir, la mitad de lo que en promedio lo hizo en los últimos años. Hay que destacar que en sus mejores momentos creció por sobre el 8,0%. De ello se concluye que estuvimos en presencia de un consumo de no durables que creció bastante poco y que en promedió explicó un 43,6% del consumo total.
El consumo de servicios. En éste se contabilizan, por ejemplo, el servicio de las deudas, un viaje o la contratación de un seguro. Un consumo que en estos seis primeros meses creció un 4,6%. Si bien es cierto que ello puso fin, al menos por el momento, a dos años en los cuales se presentó muy debilitado, tampoco da para grandes celebraciones por cuanto es un crecimiento que se presentó como muy similar al de largo plazo.
De esta forma estuvimos en presencia de un consumo total que creció un 4,1%. Un resultado que, si bien también nos habló de un escenario más revitalizado, es un crecimiento que calificamos como de más bien bajo.
A todo ello hay que sumarle un endeudamiento de los hogares que ha continuado al alza para registrar valores históricamente elevados. No fue así para las empresas. La última encuesta Casen nos hizo ver que en los primeros cuatro quintiles el consumo per cápita de los hogares superó al ingreso per cápita.
Adicionar unas remuneraciones nominales que ante un mercado laboral más holgado han evidenciado una desaceleración no menor. Las remuneraciones reales y la masa salarial real, la billetera de los hogares, no sólo crecen poco, sino que muy poco.
No hay muchas razones para que las personas estén muy satisfechas. Si bien en modo alguno se le puede achacar todo esto a un gobierno que recién cumplió seis meses, eso de los tiempos mejores los consumidores ya se lo están cobrando al presidente Piñera. Con todo, somos de la opinión de que a estas alturas el partido ya está bastante jugado.
Menos discursos grandilocuentes y mejor vamos tratando de aterrizar las expectativas a un nivel más acorde con nuestra actual realidad.
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