09 Ago Remuneraciones, ¿qué ocurre? Salario mínimo, algunos muy perdidos.
Remuneraciones, ¿qué ocurre? Salario mínimo, algunos muy perdidos.
Las remuneraciones nominales han continuado desacelerándose toda vez que en junio registraron un crecimiento en doce meses de tan sólo un 2,6%, es decir, estuvimos en presencia de su evolución más pobre desde que existen estadísticas estrictamente comparables, enero de 2011.
Para empeorar aún más las cosas en el último tiempo la inflación se ha mostrado relativamente menos contenida. En el mes en cuestión las remuneraciones reales, las que importan, crecieron apenas un 0,1%.
Todo ello se vio reflejado en el crecimiento de la billetera de los hogares. La masa salarial real creció un 2,1%.
De esta forma asistimos a un primer semestre decididamente malo y tal como lo hemos hecho ver en anteriores ocasiones no es mucho lo que esperamos para esta segunda mitad del año. Un primer semestre en donde las remuneraciones nominales y reales promediaron crecimientos de 3,1% y 1,0%, y en donde la masa salarial real lo hizo un 2,5%. Todos números bastante poco alentadores.
Todo este escenario es reflejo de un mercado laboral que, si bien ha dado claras señales de estar generando una mayor cantidad de nuevos puestos de trabajo, tampoco da para grandes celebraciones.
¿Qué hay detrás de ello? Primero, rezago de un prolongado período de muy bajo crecimiento económico. No obstante que éste ha estado por sobre nuestras expectativas, son cifras engañosas en el sentido que estuvieron incididas por bases de comparación muy poco exigentes.
Segundo, lo que en algún momento se veía muy lejano hoy comienza a hacerse realidad, el cambio tecnológico ha comenzado a cambiar la relación capital-trabajo en el proceso productivo.
Tercero, expectativas. Si bien es cierto que el triunfo de Piñera en las elecciones presidenciales las mejoraron, no asistimos precisamente a un gran salto de ellas. Unas expectativas que en lo más reciente han comenzado a resentirse. Una cuestión que no sólo la hemos observado en las empresas, sino que también en los hogares.
Cuarto, regulación. El gobierno anterior realizó cambios a la legislación laboral que en algunas cuestiones tendió a rigidizar la relación laboral entre el empleador y trabajador.
Estamos en una economía que intenta consolidar un mayor crecimiento, en que el cambio tecnológico presiona al empleo, en que las expectativas no son de gran ayuda y en donde el entorno regulatorio se ha vuelto más exigente. No ayuda tampoco el hecho de que el gobierno no haya explicitado una agenda procrecimiento, sino que sólo llamados a aumentar la contratación.
Es la época del año en donde se discute el reajuste del salario mínimo. En este sentido hay que destacar la insistente argumentación que se escucha, en especial del partido comunista, en que se vincula el reajuste con el salir de la pobreza. Una cuestión bastante falaz si se hace un poco de análisis con las cifras que dan cuenta de esta condición. Una gran parte de los más pobres de nuestro país no tienen un contrato de trabajo, son emprendedores, es la persona que tiene un carrito en donde vende alimentos en la calle, que tiene un puesto en la vega, que posee una pequeña pyme en donde es proveedor de grandes compañías, por tan sólo poner unos ejemplos. No tienen el piso del salario mínimo, que el piso suba algo más es algo que no les toca.
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